PRIVATIZACIÓN
PRIVATIZACIÓN significa vulnerar el principio constitucional que hace de la Nación la propietaria de los recursos del subsuelo, en especial de los hidrocarburos, y reducir o afectar la exclusividad de Pemex en la explotación de los recursos petroleros de la Nación, afectando la soberanía nacional y el presente y el futuro de los mexicanos.
http://www.jornada.unam.mx/2008/04/20/sem-priva.html
PRIVATIZACIÓN EN MÉXICO
PRIVATIZACIÓN significa vulnerar el principio constitucional que hace de la Nación la propietaria de los recursos del subsuelo, en especial de los hidrocarburos, y reducir o afectar la exclusividad de Pemex en la explotación de los recursos petroleros de la Nación, afectando la soberanía nacional y el presente y el futuro de los mexicanos.
http://www.jornada.unam.mx/2008/04/20/sem-priva.html
PRIVATIZACIÓN EN MÉXICO
Hace décadas que se desató la propaganda para convencernos de lo positivo que es abrirse a la “competencia” o a la “modernización”, como le llaman a la entrega de bienes públicos y empresas públicas a la voracidad de corporaciones privadas. Ahora Enrique Peña va tras el petróleo y ya en el extranjero, y en su Pacto Anti-México, anunció la intención de abrir puertas y ventanas al capital privado en el sector del petróleo. Poco le importa que la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que él juró cumplir y hacer cumplir, en sus artículos 27 y 28 prohíbe expresamente las concesiones y contratos en este sector estratégico que ha de ser monopolio exclusivo de la nación.
Lo cierto es que luego de que privatizaron bancos, ferrocarriles, teléfonos, minas, carreteras, televisión, puertos, aeropuertos, aerolíneas, ingenios, el resultado ha sido desastroso para el país y su economía y también para el pueblo mexicano. Tras las privatizaciones viene el encarecimiento de precios y servicios, la quiebra de las empresas, el rescate por parte del gobierno, la reprivatización, los despidos, el desempleo, la desaparición de empresas nacionales competitivas.
Miguel de la Madrid, obediente de los organismos financieros internacionales, encubrió muchas privatizaciones bajo el término de “desincorporaciones”, como parte del “Plan Nacional de Desarrollo”. Tan sólo en 1988 hubo más de 750 “desincorporaciones” de sectores como el minero, manufacturero, química básica y azucarero, en donde el 93 por ciento de las empresas fueron incorporadas a capitales privados. De las 1 mil 150 empresas públicas que existían en 1982, al terminar el gobierno de Carlos Salinas (1994) sólo quedaban 200.
Durante el gobierno de Ernesto Zedillo siguieron las privatizaciones: de 1995 a 2000 se impulsaron muchas modificaciones a la Constitución. Una de esas fue suprimir del listado de las áreas estratégicas la comunicación vía satélite y también los ferrocarriles. En lugar de estar entre las estratégicas, sólo quedaron como “prioritarias”, y así se podía permitir la inversión de capitales privados nacionales y extranjeros en este sector. Así Zedillo procedió a privatizar los ferrocarriles, que ahora están en manos extranjeras, y para colmo, luego se fue a trabajar con la Union Pacific.
Se cambiaron también leyes “secundarias” para luego modificar la Ley del Seguro Social y entonces crear las Afores (administradoras de fondos para el retiro) que abrir la puerta para privatizar los fondos de pensión y los servicios médicos y hacer de las pensiones un jugoso negocio para los bancos, en detrimento de los derechos de los trabajadores, quienes luego de toda una vida de trabajo no tienen asegurado un ingreso en su vejez.
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